Quihubas. Ahora te contaré algo que me sucedió hace un mes. Tal vez te preguntarás por que no lo había escrito antes, pues bueno la respuesta es muy sencilla, no había tenido la motivación suficiente para hacerlo, además de que el tiempo casi no me permite ponerme a escribir. Además de que lo escribo por que juré que nunca lo olvidaría pero lamentablemente el tiempo y el olvido han comenzado a hacer sus estragos. Aclaro; no es un relato erótico y no funge con ese motivo, trataré de no caer en lo vulgar por respeto a la protagonista y a mi persona, omití los nombres por cuestiones obvias y solo hago pequeñas referencias hacia mi nombre. Se trata de un hecho verídico que quiero contarte y lo hago por que ya no puedo mantenerlo por más tiempo en silencio, necesitaba escribirlo y no es con otro fin. Tu le darás el significado que quieras por que es algo que le puede suceder a cualquier persona, en esta ocasión me toco a mi.
Es una historia de amor, de pasión, y de un rencuentro que se había retrasado por más de dos meses. Es acerca de una niña de la que me enamore perdidamente desde el primer día que la vi, que desde que empezamos nuestra amistad la ame en secreto, y que sobre todo desbordaba una gran pasión en mi con el simple hecho de tenerla a mi lado. Fueron varias situaciones las que se conjugaron tan perfectamente que si hubiera faltado uno nada mas no hubiera sucedido nada; Un sábado, una cita, una noche, una botella, mucho frío, la soledad de dos amantes, la luz de las velas, una amistad de mucho tiempo, una mujer, un hombre, falta de compañía, una platica embriagadora, un roce de piel contra piel… un abrazo… un beso…
...Me preguntó que qué tenía planeado para el fin de semana, era miércoles lo recuerdo muy bien, recuerdo que le mencione que a lo mejor tenía compromisos con los chavos del ensayo, pero que no era nada seguro por que quizás ellos se iban a otro lado y como no los iba a acompañar pues lo tendría libre, entonces en un corto periodo de silencio sus ojos se iluminaron y me comentó que no quería llegar a su casa, que ya tenía permiso y que lo único que le faltaba era saber a donde irse, a lo que le comenté que estaba pasando por una mala situación pero que me dejara pensar bien que onda y pues yo ya le informaría con anticipación.
Así pues después de estar analizando las diferentes opciones que tenía para pasar el fin de semana opte por llevarla a la casa que tenemos por el sur de la ciudad, en fin ahí nadie nos molestaría y podríamos estar a gusto, como era el plan de ella. Era una oportunidad de oro que no podía desaprovechar.
Al día siguiente llegue por ella en el Gigante que esta cerca de mi casa, llegué puntualmente, 13:30 hrs. Fuimos a comprar unos enseres que me habían encargado y de ahí nos fuimos a la casa por que la verdad yo tenía hambre, a parte era plan con maña ya que ella me decía que tenía que ir a la escuela pero yo sabía que si íbamos irremediablemente ella se encontraría con alguien y como a la mi la verdad no me gusta andar de salero pues me alejaría hacia otro lado, por eso fue lo de la invitación a la casa y como siempre se nos hacia tarde pues sencillamente no íbamos a ir a la escuela. Así fue, nos quedamos en la casa estábamos platicando, escuchando música ya luego nos aburrimos y nos fuimos al parque a buscar unos esquites que a ella se le antojaron, y ahí nos tienen dando vueltas por toda la colonia buscando los mentados esquites, uff, por fin los encontramos. Ya con esquites en una mano y servilletas por docenas en la otra nos fuimos al parque a buscar una banca, nos sentamos a platicar, ¡Dios mío! Que hermosa se veía ahí sentada junto a mi coqueteándome con sus dos ojos perdidos en la oscuridad de la noche, no lo podía creer, aquella niña que me cautivo cuando entró en el salón, aquella niña que a mis primeros acercamientos me rechazaba, aquella niña que siempre estaba a la expectativa de lo que hacía, aquella niña que nunca mostró un interés hacia mi platica, aquella niña a la que me costó mucho acercarme, ahora estaba enfrente de mi en una noche que no llamaría romántica si no que la llamaría especial, la amaba en secreto pero ese secreto era obvio, la amaba y ella no lo sabía, y eso nos mantuvo juntos durante muchos meses. Cuando se acabaron los esquites me dijo que tenía ganas de un helado, chale, ¿Por que siempre andará de antojadiza?, no se. Ahora ahí nos tienen caminando de regreso hacia la fuente de sodas que esta en el Gigante, en el camino una mugrosa rama de un árbol se atravesó en el camino que mi cabeza llevaba y pues irremediablemente choque con ella, eso provoco un estallido de carcajadas en ella, yo sentía que me llevaba la fregada pero al escuchar su dulce voz pitorreándose de mi hizo que se me olvidara el dolor y nada mas pudiera contemplar su cara al estar sobándome. Ya en la fuente de sodas estábamos platicando acerca del sábado, inolvidable esa platica, pero, ya se me olvido de lo que hablamos, solo recuerdo que nos pusimos de acuerdo para quedarnos de ver el sábado a una hora tal, en una estación del metro tal y cuales serían las cosas que tendríamos que llevar para que no nos hiciera falta nada, mas que nada afinar los últimos detalles de nuestra “salida”. La acompañe a tomar el micro y ahí acabo nuestro día, ahora solo faltaba esperar al sábado, la desesperación me invadía, la expectativa de lo que podría pasar estaba constante a cada rato, jueves y viernes fueron de gran tensión para mis ya de por si afectados nervios.
Sábado 16 de abril. Llegué al metro desde como quince minutos antes de la hora acordada, estuve esperando más de cuarenta minutos, en ese lapso me imaginaba que ya no llegaría, también me reía de los cuates a los que dejaban plantados, chavos que iban bien “acá” con sus cacles bien boleaditos y su camisita recién planchadita, oliendo a un perjume muy malo, me daba mucha risa pensar cuanto tiempo se habían pasado arreglándose frente a un espejo, o pidiéndole consejos a su madre para que le dijera que “si se veían bien”, me daba risa el pensar todas las ideas que cruzaban por su cabeza y fantaseaban con ello, me daba mucha risa, pero indiscutiblemente lo que mas me daba risa era el imaginar que el siguiente en la lista de “plantados” sería yo, eso me daba terror pero a la vez me hacía gracia, para variar un poco ni siquiera conmigo mismo estoy de acuerdo. Ya hasta me hacía a la idea de regresar con mi mochilita repleta de tiliches a mi casa, y cuando lo pensaba mas seriamente no me hacia la menor gracia, pero afortunadamente cuando mis mas recónditos miedos a ser victima de alguna persona que al igual que yo se mofa de los “plantados” empezaban a ser mas fuertes, sonó el ya muy mal trecho celular lleno de sudor de manos gracias a que tuve a bien estarlo estrujando.
-Hola Emmy (así se refería a mi), soy yo, oye en donde andas? Lo que pasa es que hay un problema aquí en el Toreo y no hay metro para Cuitláhuac entonces no se que hacer
-No te preocupes, ahorita paso por ti, no se como pero ahorita llego en 15 min.
-OK aquí te espero
-Va que va
Entonces me encamine hacia el Toreo de Cuatro Caminos salí del metro Cuitláhuac y camine rumbo el Toreo, cual va siendo mi sorpresa que al momento de irme acercando a Tacvba empezaba a vislumbrase una multitud de personas realmente increíble, en mi vida había visto tal cantidad de gente afuera de un metro, ahí me tienen a mi persiguiendo camiones, taxis, guajoloteros, repartidores de pizzas, bicis, patinetas, burros, o cualquier cosa que me echara un “ray” o que me arrimara al mugroso Toreo, ya que no estaba muy lejos pero caminando si estaba algo retirado, ya ni se como pero el chiste es que terminé tomando un mugroso camión chimeco pintado por fuera de un azul pastel y por dentro de rosa “chingamelapupila” con los escalones de acenso y descenso pintados de varios colores como el arco iris, me cae que por que el mugre camión hacia un ruido de los mil diablos y el chofer llevaba música de los cadetes de linares si no hubiera creído que iba en un carrusel de feria de iglesia pueblerina.
Llegué a la hora y media de haber recibido la llamada telefónica, ahora el problema era saber en donde demonios estaba, encontrar a una niña en medio de un millar de personas en un lugar que no se caracteriza por ser una verde pradera donde la paz y la tranquilidad reinan pues no era una tarea muy fácil y ahí estoy yo mas de media hora buscando y como un completo perdido preguntando por aquí y por allá en donde estaba el anden tal, o el pasillo “x” y no fue hasta que un buen samaritano me vio con cara de una inmensa preocupación, mas que preocupación eran ganas de ir al baño, que me dijo con cierta humildad en donde estaba el dichoso anden y el pasillo tal.
Por fin la encontré, se veía espectacular, llevaba una blusa blanca abotonada hasta el antepenúltimo botón si mal no lo recuerdo que formaba un escote que hacía ver muy bien su delineado pecho, un pantalón rosa de vestir a la cadera, ajustado a más no poder que denotaba una figura sumamente cuidada, unas nalgas maravillosas, no muy grandes pero eso si con una forma envidiable, ajustadas entre si, redonditas, no se como describirlas las palabras no me salen, simplemente se que me encantaban y no por que fuera un gusto personal si no por que sencillamente eran espectaculares. Nos saludamos como si nada, un beso y un pequeño abrazo, una plática sencilla sin mucho significado y de ahí partimos hacia el metro más cercano.
Un verdadero vía crucis fue salir del Toreo, tomamos un camión que nos llevó hasta Tacvba y sin mentir creo que nos hicimos más de media hora en un recorrido de menos de diez minutos. Ya en Tacvba tomamos un taxi que nos fue a aventar hasta la estación Juárez. Recuerdo que en el camino a la altura de Marina Nacional no se por que pero se le levanta para asomarse a la ventana de tal forma que no separo su cuerpo del asiento si no que solamente inclino a un costado su espalda y se volteó hacia su lado izquierdo lo cual provocó que su blusa se levantara y dejara al desnudo la mayor parte de su espalda y la cintura, mi mirada no podía alejarse de tal espectáculo y mi cuerpo reacciono inmediatamente ayudado por los pensamientos lujuriosos que mi mente generaba a mas de cien. El taxista se dio cuenta y no pudo más que esbozar una sonrisa al tiempo que me veía por el retrovisor, ella no lo noto.
Ya como pudimos atravesamos toda la ciudad hasta llegar a Ciudad Universitaria, mejor conocida como CU. La hora que nos aventamos en el metro no se me hizo muy larga quizás era por que íbamos platicando de cómo nos conocimos y todo lo que habíamos vivido. Llegamos, compramos unos dulces con la ñora que tiene su puesto en el paradero de autobuses y esperamos a abordar un camioncito que nos llevara hasta la casa. El trayecto del camión fue eterno, casi dos horas metido en esa mugre cosa que se hacía llamar “camión urbano” que se fue a vuelta de rueda, lo único que me hacía olvidar ese mal rato era que como siempre le iba contando cosas para que se riera y lo logré a tal grado que el señor que teníamos enfrente se reía de las cosas que platicábamos aunque trataba de ocultarlo nada mas no podía, que señor tan mas metiche y ahí vamos los dos en esa cosa llamada camión contando chistes comiendo cacahuates japoneses y unos churrumaices con limón parecía que fuéramos emulando película ranchera de los años 40 entre señores metiches, asombrerados, señoras con un chilpayate en rebozo, el otro en brazos y otros dos afianzados de las enaguas, señora que hacia un verdadero acto de equilibrio al pasar por cada curva, mocosos con cara de quererme patear, escuincles despeinados que iban recargados en cualquier ventana mas dormidos que despiertos y que sus cabezas rebotaban como balón mal aventado cada vez que pasábamos por un tope y chavas con toda la cara llena de maquillaje azul, morado o púrpura que contrastaba con sus vestidos negros, amarillos o verde limón. Lo único que faltaba ahí era una docena de guajolotes corriendo por todo el camión con su peculiar sonido, dos o tres gallinas cacareando al son de cada tope y una cabra comiéndole el cabello a cualquier despistado que se haya quedado dormido.
Por fin llegamos, tomamos un taxi que nos llevo hasta la casa, ahí descargamos todas nuestras “chivas”, le di varios recorridos para que conociera la casa y se familiarizara, muy concretamente la llevé hacia la recamara, digo, para dejar ahí las cosas por que era el lugar con menos polvo de toda la casa. Salimos de la casa y le mostré los alrededores una vista de la ciudad esplendida la ciudad de tarde, sin contaminación, muy buena vista que te hace reflexionar.
Bajamos al pueblo para comprar las cosas que íbamos a comer, el plan era comprar unos bisteces, unas sopas Maruchan, algo de botana y una botellita de Bacardi pero cuando llegamos la carnicería estaba cerrada, la tienda mas cercana ya no tenía sopas, entonces antes de que pasara algo peor le dije que primero fuéramos por la de Bacardi, digo, para que no nos entretuviéramos mas, posteriormente nos pusimos a pensar que comprar para comer sin embargo yo seguía encaprichado en comprar bisteces y que si no eran bisteces que no comería nada, pero ella estaba tratando de convencerme en comprar un pollo rostisado, y pues como es de suponerse mi necedad y mi encaprichamiento fue poco al poder de convencimiento que ella poseía, y no es por que fuera muy convincente si no que para ser sinceros me traía “cacheteando la banqueta”, así nos dirigimos a la rosticería y mientras yo esperaba en la fila ella fue a comprar unas tortillas, una coca-cola, unos camel, agua embotellada, una botellita de aceite, y una bolsita de jabón para lavar los platos.
Ya andábamos los dos haciendo el “mandado”, algo que me llamó la atención fue que a cada paso que dábamos toda la gente en especial los hombres volteaban a vernos mas bien la volteaban a ver a ella y muy puntualmente dijo: “Es que no están acostumbrados a ver una belleza como yo…”, ¡ay que modestia verdad! Pero tenia un poco de razón en sus palabras.
En el momento justo en que llegamos nos pusimos a arreglar las cosas para comer, ya era de noche y la casa se había quedado sin luz así que prendimos velas para poder alumbrarnos. Ahí empezó una pequeña discusión para saber quién cocinaría y quién lavaría los trastes. Por obvias razones me propuse a cocinar por que como ya llevábamos el pollo pues nada mas era hacer unas papas a la francesa aunque es sabido por todos que mis artes culinarias no son muy bien recibidas, pero el chiste era no lavar trastes y no era por machismo si no por que sencillamente me da flojera y pena que me vean con un delantal de cuadritos rojo y mis manos con guantes de látex amarillos. Por cuestiones varias ella terminó haciendo las papas alegando que yo no sabía cocinar y que no se que y que no se que tanto, en fin para mi mejor si la comida quedaba mal sería exclusivamente su culpa. Afortunadamente no quedó tan mal la comida, eso si, para variar le faltaba sal pero como uno ya esta acostumbrado a comer en todos lados comida desabrida pues ya voy bien armado con salero en mano. Platicamos por un largo rato, le mostré en la guitarra varias canciones que compuse para la ocasión, comimos hasta saciarnos y todo fue entre risa y risa.
Eran como las ocho de la noche cuando nos dispusimos a ir a la recamara, ella se había cambiado ya de ropa, se puso un pants gris que yo había llevado y mi sudadera de Café Tacvba que me regaló La Güera también se puso mis tenis y yo tuve que andar con unas chanclas que me encontré por ahí, debo confesar que no se veía nada sexy y bromeamos con eso. Nos acomodamos en la habitación; ella encima de la cama recargada en la cabecera y con las piernas en flor de loto sobre unos almohadones, yo a un lado de ella sentado en una silla con un banquito que nos servia de mesa para poner el pomo, los cigarros, los refrescos, las copas que en realidad eran vasos de unicel, y algo para ambientar: dos velas a medio consumir y mi discman con canciones de amor. Todo era parte de una conjugación que era esencial para lograr una conexión entre los dos.
Conversamos acerca de todo; de la familia, los amigos, amores pasados, amores actuales, amores que nunca lo fueron, aventuras, la amistad, de política, religión, de fútbol, del trabajo, de nuestras perversiones, de nuestras fantasías, de nuestros sueños, del frío, del kinder, de la primaria, de la secundaria, de la vocacional, los traumas psicológicos auto-inventados, de la fobia a las arañas, y hasta por que siempre a Heidi le iba de la patada.
Reinaron las exaltaciones de cariño hacia todo el ser viviente que hay en este mundo:
-Es que tu si eres amigo- ella decía con palabras entrecruzadas- por que tu eres una persona que sabe muchas cosas, sabes valorar la amistad, eres amable, etc…
-Tu también eres mi amiga –hablaba mas de lo que podía decir- por que desde el principio me caíste bien y eres mi única amiga…
-Además… sabes… es que te quiero mucho… y se que tu… eres un chico con el cual… ¿como se dice?... ¡ah si!... con el cual… muchas chicas quisieran salir…
-Muchas gracias… por eso te... te… quiero… por que me haces… sentir bien
Y entre frases incompletas nos pasamos un largo rato.
Le pregunté que opinaba de acerca de mi en el sentido emocional y todas aquellas palabras que me expreso se fueron enterrando una a una que no son posibles reproducir ya que se quedaron tan marcadas que me hicieron muy feliz, además, son una parte emocional que quisiera guardar para mi solo.
Y así fue nuestra plática… entre cigarros… humo… canciones… brindis… idas constantes al sanitario… exaltaciones… caídas… risas… lágrimas…
Sin saber ya como estábamos platicando en el comedor de la casa, nos habíamos caído varias veces al suelo; una vez ella encima de mi, la segunda yo encima de ella.
Estábamos recargados en una pared del comedor donde el destino nos había puesto, en un movimiento mío me pongo enfrente de ella, colocando mis brazos a sus costados, cada brazo de cada lado, en un tambaleo acerco mi cuerpo al suyo, no creía que ella fuera la que estaba conmigo, mas sin embargo estaba conmigo y lo mejor es que la tenía enfrente de mi, comenzaba a sentir su respiración, ese aliento por que el que siempre moría ahora estaba ahí a menos de cinco centímetros de distancia de mi boca, comenzaba a sentir su calor, la respiración que salía rápidamente de sus labios llegaba a mi boca con cierto calentamiento lo que generaba en mi una excitación al momento de sentir esa brisa acariciar lentamente mi cuello y cierta parte de mi cara, ella me veía con sus oscuros ojos muy fijamente y su mirada me pedía que la besara, discretamente me empecé a acercar a sus labios, mis ojos la miraban fijamente, miraba sus dos ojos, contemplaba con mucha curiosidad esa boca roja desteñida por el licor pero roja por naturaleza, y se alcanzaba a ver ese ir y venir de su rítmico pecho al respirar cuando las sensaciones se aceleran, al tener esa visión ya no pude contenerme ni un minuto mas:
-¿Te puedo besar?- pregunté a la par de que iba acercando mi boca a la suya
-…- no contestó nada, sencillamente me besó
Moría al sentir esos labios húmedos rozando mi ansiosa boca, buscando que nuestras respiraciones fueran unísonas al movimiento involuntario que nuestras manos iban marcando por aquella fría pared, poco a poco fui descendiendo por su barbilla hasta llegar a su cuello, lo besaba con delicadeza, no la quería lastimar, mis manos descendieron lentamente recorriendo toda su silueta acariciaba sus hombros, bajaban por sus brazos, al llegar a la manos empezaron a acariciar sus caderas y a una velocidad constante llegaron a la cintura la cual recorrí lentamente y muy pacientemente tratando de sentir cada movimiento que ella hacía, acaricié sus pechos y era muy notoria la excitación que ocasionaban mis manos al acariciarlos, aquella parte de su cuerpo inalcanzable para muchos y ahora míos a placer. Mis labios se derretían, nuestras lenguas jugaban la una con la otra, se acariciaban, se buscaban, se entrecruzaban, se excitaban…
Nos detuvimos al ver que las cosas estaban subiendo de tono, sin decir una palabra la abracé, ella se alejó un poco hacia atrás, me tomó de la mano y me dirigió hacia la recamara donde al llegar se postró sobre la cama, en una reacción casi automática me senté a su lado, pronunció algo que no pude entender al tiempo que se acomodaba lo cual provocó que su blusa se levantara dejando parte de su vientre desnudo, al ver eso reaccione inmediatamente y coloque mi mano sobre el ya desnudo vientre, acto seguido acerque lentamente y sin que se diese cuenta mis labios humedecidos por los besos anteriores hacia su ombligo que me atraía con la fuerza de un imán que atrae un metal que no se resiste ante tal fuerza. Las velas se habían consumido así que encendí un par nuevo.
...Continuara
6 comentarios:
hulas!!!!!!! como estas tacv!!! muchos saludos amiguito!!! y esta weno el blog!!! q siga asi !!! un beso!!
vIcK!!
hola que hermoso pero que pasa con la continuación quisiera saber que pasa y en que temina todo ya ha pasado muchos meses y no se te vaya a olvidar el fin de la cita aunque es obvio pero en fin queremos el fin del relato
Breve relato que narra como el autor (TacvbaMeme) se reencuentra con una amiga a la que el tiempo le quito, el reencuentro viene acompañado de una invitación a pasar una velada lejos de la cotidianidad en algún lugar de la ciudad en donde lo mas inesperado puede pasar. Un amor sin expresar y una amistad de por medio son la base de esta narración llena de matices humorísticos, sarcasmo, erotismo, mediocridad, sentimientos mezclados y una constante lucha entre lo correcto y lo incorrecto al preguntarse siempre si es bueno lo que esta haciendo. Con un lenguaje ágil y fácil con expresiones comunes en la sociedad de hoy en día nos adentramos en alguna parte de la profundidad de la mente de este ser que nos conducirá a través de su recuerdo a la que el mismo califica de inolvidable.
hola solo quiero darte las gracias por contestar mi mensaje y decirte que no estoy de acuerdo contigo creo que escribes muy bien bueno ami enlo personal me encanto tu relato y creo que a muchos otrps tambien bueno es todo y te tomo la palabra de que cuando este terminado el realto me mandes una copia hasta luego y hechale ganas
La continuacion please
llevo siete meses esperando la continuacion y todavia no veo para cuando
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